Violó, mató, estuvo preso en Olmos y ahora, dos años después de que se le concediera la libertad condicional, asesinó en Villa Gesell a una chica de 23 años. La víctima era la hija de una ex pareja y él llevaba tiempo acosándola . Cansado de los rechazos, la mató a golpes de hacha. El asesino, un ex convicto de 50 años, hasta anoche seguía prófugo.

Cristina Soledad Mancini vivía sola en 145 y 12 y ya había recibido semanas antes la visita de un ex concubino de su madre, de apellido Luna, según le reveló a Clarín una fuente de la investigación. “El hombre le llevó plata, unos 500 pesos, pero a cambió quería un favor sexual ”, dijo. La joven se negó y pelearon. Después de ese episodio, toda vez que se veían por la calle, se insultaban.
El domingo pasado a la tarde, según relató una testigo, Cristina recibió en su casa una llamada de Luna, quien se comunicó desde un locutorio. La testigo, que oyó parte de la conversación, declaró ante la Justicia que hubo una fuerte discusión y que la joven salió a la calle “alterada”.
A las 19 del mismo día, Cristina fue vista por última vez junto a un familiar en la terminal de micros de Villa Gesell, cerca de su casa. Su madre hizo la denuncia de la desaparición el lunes.
Hasta el hallazgo de su cuerpo, el miércoles, nadie había aportado un solo dato a la investigación. El misterio se esclareció al atardecer de ese día, cuando Mario –un albañil de 25 años– salió de casa de 145 y 8 para ir a buscar leña a un descampado y se topó con el cuerpo de la joven.
El joven se descompuso . “Llegó agitado, vio un cuerpo tirado y la sangre. Le hizo mal”, contó Eva Schirato, su madre, que vive a 50 metros del lugar del hallazgo.
En ese punto, junto a un arbusto y sobre unos médanos bajos, ahora hay clavada una cruz de madera, pintada de blanco. La puso la mamá de Cristina. Los familiares de la joven –tiene cinco hermanos– no quisieron hablar con la prensa.
“Es gente de trabajo, ella era una buena chica” , coincidieron los vecinos, sorprendidos por la noticia.
Rápido, la investigación reveló distintas alternativas de la relación entre Cristina y la ex pareja de su mamá. La Policía fue a buscar al sospechoso a su casa, y en la madrugada de ayer la allanó. Lavada y colgada en el tendero del patio había ropa de Luna.
La Policía sometió las prendas a una prueba de luminol (una reacción química) y encontró rastros de sangre. También había vestigios de sangre en los pedales de una bicicleta, en un par de zapatillas y en el arma homicida: u n hacha de mano, con un mango de unos 40 centímetros . “Todo está siendo sometido a pericias”, dijo una fuente del caso. La causa está en manos del fiscal Cristian Centurión, de Pinamar.
Ayer se conocieron los resultados preliminares de la autopsia. Cristina tenía un fuerte golpe en la cara, con el que pudo haber caído. “Le pegó con el hacha en la cabeza, mientras estaba en el suelo”, reveló un perito.
No hubo violación y tampoco se detectaron señales de que la víctima se hubiera defendido, tales como piel bajo las uñas o cabellos arrancados en las manos. Lo último que se sabe del sospechoso es que el lunes, cuando la desaparición de la joven aún no había sido denunciada, abandonó Villa Gesell. Luna es del Gran Buenos Aires, donde ya ha cumplido condenas por graves delitos.
Fuentes policiales confirmaron a Clarín que el sospechoso fue condenado por homicidio y violación. Estuvo preso en la Unidad Penitenciaria 25, en Olmos. La pena dictada por la Justicia vence el 3 de noviembre de este año, pero hace más de dos años que el hombre goza del régimen de libertad condicional, que se le concedió el 21 de julio de 2008.
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