13/04/11 Sebastián Olivera tenía 26 años y era papá de un bebé de 6 meses. Fue sorprendido por los ladrones cuando regresaba de dejar un pedido. Le pegaron un tiro en el pecho y se fueron en su ciclomotor. Fue baleado por dos asaltantes en Lomas de Zamora
PorLiliana Caruso
Era uno de los últimos pedidos que Sebastián Olivera (26) tenía pensado entregar antes de que la heladería en la que trabajaba –en pleno centro de Lomas de Zamora– cerrara. El kilo de helado era para la calle 24 de Mayo entre Gorriti y Loria, a unas 15 cuadras de la sucursal de la cadena “La Veneciana”.
Olivera fue a llevar el helado con su ciclomotor. Se quedó un rato hablando con el dueño de casa, que ya era un cliente conocido y, cuando estaba por volver al negocio, comenzó la acción que terminaría en la tragedia: dos hombres armados y en una moto lo interceptaron sorpresivamente para robarle la suya.
Nadie sabe con exactitud qué sucedió después. Si Olivera se resistió o hizo algún movimiento extraño que sorprendió o confundió a los delincuentes, pero los ladrones le dispararon un balazo en el pecho .
Los asaltantes se fueron con las dos motos y escaparon.
El repartidor quedó tirado en la vereda de la casa del cliente, quien al oir el disparo salió a la calle. Olivera, ya en el piso y desangrándose, llegó a llamar a su esposa para contarle que lo habían asaltado y que estaba herido.
Según contaron fuentes del caso a Clarín , una patrulla de Prevención Municipal que rondaba por el lugar fue avisada por una pareja que un chico estaba tirado en la vereda.
El vehículo fue hasta el lugar y sus ocupantes llamaron a la ambulancia y a la Policía cuando el joven aún estaba con vida. Pero antes de que llegaran a auxiliarlo, murió. La bala le había atravesado el pecho.
Olivera estaba casado y era padre de un bebé de seis meses . Hacía cuatro años que trabajaba como repartidor en esa cadena de heladerías, la más importante de Lomas de Zamora. Su esposa también era empleada de la heladería, pero de la sucursal de Lanús.
“Sebastián era un compañero macanudo, buen tipo, luchador y siempre dedicado a su familia”, contó a Clarín uno de sus compañeros que prefirió no dar su nombre.
Ayer, la heladería de Laprida al 400 donde trabajaba Olivera estaba atendiendo al público como en el resto de las sucursales, pero sus empleados se habían puesto una cinta negra en sus uniformes .
Olivera fue asaltado el lunes cerca de las diez de la noche. “Yo entré y al segundo escuché el balazo. Al salir me lo encontré tirado. No sé qué pasó afuera, no escuché discusiones, ni voces, ni nada. No sé ni de dónde aparecieron los delincuentes”, contó a Clarín Marcelo, el cliente que vio por última vez con vida a Sebastián.
Minutos más tarde, la familia de la víctima llegó al lugar. “Su esposa estaba destruída. Decía que no sabía qué iba a hacer con su bebé, sin su papá. Nadie podía decirle nada porque era una pena enorme. Un chico muy joven, trabajador, con toda una vida por delante”, contó María, otra de las vecinas.
Después de dispararle, los ladrones escaparon con la moto de Sebastián. En su poder le dejaron la plata del reparto y su celular, con el que se comunicó con su mujer antes de morir.
Según contaron a Clarín algunos empleados de la sucursal donde trabajaba Sebastián, el mes pasado también sufrieron el robo de un ciclomotor de reparto .
“Esa vez por suerte no pasó nada grave, se llevaron la moto y después apareció toda desarmada”, dijeron los jóvenes.
Otro vecino, Pablo, contó que hay muchas heladerías que no ofrecen servicio de delivery pasando un radio de 20 cuadras del centro porque tienen miedo de que los asalten. “Yo vivo pasando la calle Santa Fe, cerca de la cancha de Los Andes, y por ejemplo ahí ya no reparten porque los negocios dicen que todo el tiempo los asaltan. Y mirá, a Sebastián lo mataron en la zona que todavía creen que es segura, cerca del centro de Lomas de Zamora”.
Policías de la seccional primera de Lomas y de la Distrital Centro de ese distrito trabajaban anoche para atrapar a los asaltantes, por el momento prófugos.
Según comentaron fuentes del caso, las cámaras del municipio ubicadas a tres cuadras de donde ocurrió el crimen registraron el paso de Olivera, pero no el escape de los delincuentes.
miércoles, 13 de abril de 2011
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