martes, 17 de mayo de 2011

HOSPITAL SI, CEMENTERIO NO.

El lunes 16 de mayo se realizó en un colegio de Don Torcuato, una reunión más de vecinos para tratar diversos temas que afectan a uno de sus barrios de la zona del antiguo aeródromo de Don Torcuato, que volvieron sobre los mismos temas de convocatorias anteriores acerca de la construcción de un cementerio, para lo que se piensa disponer de algo más de dos hectáreas, la contaminación con amoníaco que produce una empresa alimentaria plantada en esa zona, la frecuencia de la línea de colectivo 237 que entra a ese barrio y la necesidad de construir un hospital en Don Torcuato, ya que esta ciudad no cuenta con uno propio, que le correspondería, según los vecinos, por la cantidad de habitantes que ya tienen, dejando así de depender del de General Pacheco, el que por propio colapso da prioridad a los habitantes con domicilio en esa ciudad, o del vecino municipio de San Fernando, al que le suele ocurrir lo mismo, o del mismo casco de Tigre, el que por las mismas causas no da abasto, o de salitas y centros de saludo barriales, que en muchos casos, según lo manifestado por los vecinos, no hay atención por falta de personal especializado, como por ejemplo: pediatría.
La razón por la cual no desean que se instale allí un cementerio contiene varios argumentos. El primero es que no cuentan con red de agua corriente, por lo que se verían afectadas las napas de donde extrae cada vecino su propia agua. El segundo argumento es que ya hay un proyecto de cementerio en una zona cercana de allí, Campo de Mayo, para lo cual ya hay un compromiso firmado por las partes, en caso de Campo de Mayo por Nilda Garré, en caso del Municipio de Tigre por Sergio Tomás Massa, y que contaría este proyecto con el apoyo de la totalidad, pues consideran que sería beneficioso para ellos, ya que en un caso de deceso, deben trasladarse al cementerio de Benavides o Tigre. Otro de los argumentos es la devaluación inmobiliaria que sufrirían las propiedades cercanas.
En esta reunión estaban varios concejales del oficialismo y oposición, con mayoría de los primeros, incluyendo al señor Santillán, responsable de Prevención Ciudadana.
Hubo exposiciones de los vecinos, como las hubo de los representantes electos del municipio, que mucho hablaron pero poco dijeron.
El presidente del Concejo Deliberante tigrense, el doctor Luis Zamora, quiso tranquilizar a los vecinos diciendo que antes de la construcción del cementerio se haría un «estudio de impacto ambiental», lo que resulta incomprensible y al menos sospechoso, ya que apareció publicado en varios medios gráficos y demás como un hecho consumado y ya en marcha. Si hay que hacer un estudio de impacto ambiental, que por lo que manifestó el presidente, aún no se ha hecho, ¿asunto a qué tanto bombo y tanta publicación?

El hombre que ríe
Uno de los vecinos organizadores de esas reuniones que estaban allí como moderador del encuentro, manifestó que había sido amenazado en más de una oportunidad, a riesgo de su integridad física, por lo que hacía responsable directamente al señor Diego Santillán, en caso de ser agredido o atacado por algunos de estos grupos, que recurrentemente han tratado, según manifestó, de «romper las reuniones» de los vecinos para tratar estos temas en sitios públicos, a lo que el señor Santillán se rió con cierto sarcasmo.
Si hay alguien encargado de la prevención para la seguridad ciudadana que se ríe porque un ciudadano de su comunidad es amenazado y se toma a risa este hecho grave para cualquier persona, no se entiende demasiado qué hace una persona así en un puesto como ese.
Por otro lado sus comentarios fueron todos exasperantes, cuando en realidad lo aconsejable era tratar de calmar a los vecinos que por no ser bien escuchados, ya estaban bastante exasperados.
Por lo demás, fue una interesante reunión que mostró varias cosas. La primera de ellas es a un pueblo maduro cívicamente, al que ya no se lo arrea como ovejas y se lo puede utilizar tanto como antes para sumar votos.
La segunda cosa interesante es que estando algunos agitadores reconocidos que intentaron hacer su trabajo desestabilizador para impedir el diálogo razonable, no pudieron obtener el espacio necesario para su «trabajo», pues los mismos vecinos no se lo dieron.
Felicitaciones a los vecinos de Don Torcuato, son un ejemplo a imitar y es de esperar que su ejemplo llegue a otros barrios, a otras comunidades, las que seguramente tendrán problemas y necesidades insatisfechas.

Espindola.

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