Roban una casa y amenazan con secuestrar a una nena
08/03/11 Cuando entraron los ladrones, sólo estaban las dos hijas de los dueños de casa.
PorLiliana Caruso
ANGUSTIA. LA MEDICA ANABELA LUPPIN, AYER, EN LA PUERTA DE SU CASA.
Hace un año la médica Anabela Luppín junto a su marido y sus hijas soñaban con dejar la Capital para vivir en un barrio más tranquilo. Eligieron uno en Pilar, pero ya los asaltaron dos veces en un año . El viernes, la pesadilla la soportaron las chicas: una adolescente de 17 años y una nena de 8, que estaban solas cuando llegaron los ladrones.
Todo comenzó a las 15.30 en la casa de El Hornero al 2100 en el barrio Los Robles del Monarca, ubicado a la altura del kilómetro 56,5 de la Panamericana. Según contaron fuentes del caso a Clarín , los ladrones saltaron un ligustro y se metieron a la casa por una ventana. Uno de ellos se dirigió a la hija más grande: “Si no nos das la plata me voy a llevar a tu hermana, la voy a secuestrar y ahí la plata va a aparecer” . Luppín contó que una de las chicas le dijo después: “Yo no sabía si esto era un sueño o si me estaba pasando de verdad” .
La mujer relató que los dos hombres entraron a la casa justo en el momento en que su esposo salió rumbo a su trabajo y ella estaba a punto de llegar. “Siempre regreso a esa hora, pero justo me agarró el caos vehicular que había en Panamericana por el fin de semana largo”, apuntó.
Mientras la mujer volvía, los delincuentes entraban mostrando armas, obligaban a sus hijas a subir a la planta alta y revolvían toda la casa. Las chicas les daban lo que encontraban. “Los ladrones estaban muy nerviosos, pero las chicas nunca se rebelaron, hasta les dieron bolsos que les pidieron para cargar las cosas”.
Al final, los ladrones las ataron y las dejaron en una habitación. Los delincuentes se llevaron una billetera con 60 pesos, celulares, un reproductor de DVD, cámaras de fotos, una notebook, algunas alhajas y también un televisor, que fue lo que más llamó la atención a la médica. “Salieron en moto con el televisor, pero seguro estaban apoyados por alguien más desde afuera”, evaluó la mujer, quien agregó que luego de que los delincuentes escaparon, sus hijas se desataron y la llamaron. Sobre la seguridad en el barrio, la mujer explicó que “hay rondines, pero no se pueden controlar todas las entradas” porque el lugar es muy grande y es “semicerrado”.
“Esto ni por casualidad lo hubiéramos previsto, porque si no, nos hubiéramos quedado en Palermo, donde estábamos antes”, comentó la médica.
martes, 8 de marzo de 2011
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