martes, 29 de septiembre de 2009

Cruces y recuerdos, entre los pocos vestigios que quedan de la guerra

Clarin 30-09-09
LA VIDA COTIDIANA EN LAS ISLAS A 27 AÑOS DEL CONFLICTO BELICO
Ya no existe la misma obsesiva atención que antes con los argentinos que visitan las islas.
MONUMENTO. PARA LOS JOVENES, LA GUERRA SOLO ES UNA PARTE MAS DE LA HISTORIA QUE ESTUDIAN EN LA ESCUELA.
Entre lunes y viernes, al mediodía y poco después de las cinco de la tarde, se ve un tráfico sin igual en la capital de las Malvinas, siempre ventosas, generalmente desoladas. Curiosamente, marcas de todo terreno como Toyota y Mitsubishi han ido opacando a las históricas Land Rover, que "gobernaron" estas calles durante décadas. La hora pico concentra a los automovilistas de unas islas donde la mayoría de sus pobladores trabaja en dependencias del gobierno, algunos en la pesca y otros tantos en el turismo, sin contar a los trabajadores golondrina, mayormente chilenos, que llegan aquí para la temporada de la esquila de ovejas. Por eso, al mediodía, todo el mundo va y vuelve de su casa para el almuerzo; y a la tarde es "la salida", el momento de las compras, o de la visita a los amigos.Se trata de un ritmo propio y parsimonioso en estas islas, donde el paso de los años también ha ido borrando notablemente vestigios de la guerra, y de la obsesiva atención que antes manifestaban a cuanto argentino se les cruzara. Así lo cuenta Matt, nacido en Gran Bretaña, 22 años, traído de muy chico por sus padres y hoy ya de novio con una "local". "Mis amigos nacieron después de 1982 y no están demasiado en tema porque ni lo vivieron", afirma este joven mientras abre una lata de Coca Cola que pone en una vasija que la contiene antes de arrancar el vehículo que le prestó su suegro. Matt contó que para su generación la guerra es parte de la historia que se estudia en el colegio secundario o lo que oye en retazos de padres y abuelos. Eso sí: "Todo mal con la política argentina", confiesa.No deja de ser curioso. Después de que Londres y Buenos Aires pactaran que una vez al mes el vuelo de la empresa LAN ¿que semanalmente une la ciudad chilena Punta Arenas con la base de Mount Pleasant¿ haga escala en Río Gallegos, muy pocos argentinos se han mostrado interesados en conocer Malvinas. Cierto es que una semana aquí puede costar un promedio de 12.000 pesos, en un hotel no muy caro y con algunas excursiones básicas. Pero no es más que viajar a Europa. Los argentinos que se ven por aquí de paso son ex combatientes o deportistas amateur, en escasas dosis. Entre tanto, la llegada de los familiares a Darwin, el sábado 3 y el 10 se cuela aquí como una asunto "encapsulado". Y controlado por un gobierno democrático a la vez que omnipresente. El Foreing Office y los consejeros locales se encargan permanentemente de transmitir a la población que se trata de un asunto "cien por ciento humanitario". Un hecho que a la Comisión de los Familiares les satisface puesto que su objetivo es mantener en tierra isleña las tumbas de sus caídos para siempre, pues su mística es la de que "son sagradas". Y no sólo. Es el único pedazo de tierra "argentina" aquí, por decirlo de alguna manera. Así lo dijo a este diario Leandro De la Colina, quien encabeza la avanzada de familiares que ultima los preparativos para la ceremonia religiosa del sábado en Darwin, donde se concentrará el primer contingente de poco más de cien personas. De la Colina es hijo del vicecomodoro Rodolfo De la Colina, muerto junto a cuatro compañeros cuando el Lear Jet que tripulaba -en misión de reconocimiento fotográfico y "engaño" del os aviones ingleses¿ fue derribado por el fuego enemigo, el 7 de junio de 1982.

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