El presidente acusa a todos los diarios que no son oficialistas de pasquines mentirosos. Por: Miguel Wiñazki
En Ecuador se asume que la sociedad y la afinidad política entre el presidente Rafael Correa y Cristina Kirchner es más fuerte aún que la que existe entre el propio Correa y Hugo Chávez.
Ayer el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba dijo que la estrategia del kirchnerismo en la Argentina es "casi un calco" de la que despliega Correa en Ecuador.
En los hechos cotidianos la prédica peyorativa del presidente hacia los medios que no son oficialistas resuena efectivamente análoga a la de la Argentina. Cada sábado en sus mensajes por cadena, en el mismo estilo que el "Aló Presidente" de Chávez, Correa dedica varios minutos a criticar a los medios. Los acusa de pasquines, desmiente sus informaciones, le imputa a los dueños de los medios ser representantes de la derecha y de estar en contra de la "revolución ciudadana" que él mismo dice encarnar. A los periodistas en general los califica de "bestias salvajes".
En una inusitada y efectiva maniobra que echó una mecha para propagar rumores crecientes, apuntó a Guadalupe Mantilla, la septuagenaria dueña del diario El Comercio. En su programa, Correa dijo: "¿Qué le parecería a usted señora si en el diario El Telégrafo, que es del Estado, "un empleado suyo apareciera diciendo que usted es una explotadora y una narcotraficante".
Quiso graficar lo que siente ante una calumnia que Correa considera que son las que provienen hacia él de parte de los diarios independientes. En el acto, funcionarios de segundo nivel, y "correistas" acérrimos afirmaron y propagaron como una sentencia la acusación de "narcotraficante" y "marihuanera" a Guadalupe Mantilla.
Todas las fuentes consultadas por Clarín coincidieron en señalar que la acusación es inmensamente falsa. Pero fue simbólicamente efectiva. Correa acusó. Pero El Comercio no es el único enemigo. Correa acusó a la periodista de El Universo, Sandra Ochoa de "gordita horrorosa", después de que ella le formulara una pregunta que a él no le gustó. Y a Emilio Palacio, del mismo diario, lo hizo correr a empujones por sus allegados, de una conferencia de prensa.
Ahora, sus embates apuntan intensamente a Teleamazonas, el único canal de TV que permaneció crítico a la gestión de Correa. El presidente considera que la señal difunde información falsa, que apunta a producir conmoción en la ciudadanía. El Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión de Ecuador (Conartel) evalúa ahora la posibilidad de cerrar Teleamazanas por 90 días. Los observadores ecuatorianos creen que el cierre se hará efectivo. Mientras tanto, otro canal, Ecuavisa, tal vez influido por la presión a Teleamazonas, despidió a su mejor entrevistador, Carlos Vera, que era un firme opositor al gobierno.
A pesar de su crítica al periodismo, Correa no escatima dinero para invertir en medios estatales. El gobierno tiene un diario propio, El Telégrafo, una radio (Radio Pública) y los canales de Televisión Gama TV y Gama TC. Estos dos últimos fueron incautados a sus dueños por deudas que sostenían con el Estado. La mayor proporción de la pauta de publicidad oficial se destina a esos medios oficialistas, especialmente a El Telégrafo, que es siempre un eco de lo que dice Correa, instituido en algo así como el primer comunicador de Ecuador. Correa logró controlar un 70% de los medios audiovisuales.
Según la orden del Ejecutivo, la nueva Ley de Medios de Ecuador deberá ser sancionada antes del próximo 24 de octubre.
Informe desde Ecuador: Galo Sosa
En Ecuador se asume que la sociedad y la afinidad política entre el presidente Rafael Correa y Cristina Kirchner es más fuerte aún que la que existe entre el propio Correa y Hugo Chávez.
Ayer el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba dijo que la estrategia del kirchnerismo en la Argentina es "casi un calco" de la que despliega Correa en Ecuador.
En los hechos cotidianos la prédica peyorativa del presidente hacia los medios que no son oficialistas resuena efectivamente análoga a la de la Argentina. Cada sábado en sus mensajes por cadena, en el mismo estilo que el "Aló Presidente" de Chávez, Correa dedica varios minutos a criticar a los medios. Los acusa de pasquines, desmiente sus informaciones, le imputa a los dueños de los medios ser representantes de la derecha y de estar en contra de la "revolución ciudadana" que él mismo dice encarnar. A los periodistas en general los califica de "bestias salvajes".
En una inusitada y efectiva maniobra que echó una mecha para propagar rumores crecientes, apuntó a Guadalupe Mantilla, la septuagenaria dueña del diario El Comercio. En su programa, Correa dijo: "¿Qué le parecería a usted señora si en el diario El Telégrafo, que es del Estado, "un empleado suyo apareciera diciendo que usted es una explotadora y una narcotraficante".
Quiso graficar lo que siente ante una calumnia que Correa considera que son las que provienen hacia él de parte de los diarios independientes. En el acto, funcionarios de segundo nivel, y "correistas" acérrimos afirmaron y propagaron como una sentencia la acusación de "narcotraficante" y "marihuanera" a Guadalupe Mantilla.
Todas las fuentes consultadas por Clarín coincidieron en señalar que la acusación es inmensamente falsa. Pero fue simbólicamente efectiva. Correa acusó. Pero El Comercio no es el único enemigo. Correa acusó a la periodista de El Universo, Sandra Ochoa de "gordita horrorosa", después de que ella le formulara una pregunta que a él no le gustó. Y a Emilio Palacio, del mismo diario, lo hizo correr a empujones por sus allegados, de una conferencia de prensa.
Ahora, sus embates apuntan intensamente a Teleamazonas, el único canal de TV que permaneció crítico a la gestión de Correa. El presidente considera que la señal difunde información falsa, que apunta a producir conmoción en la ciudadanía. El Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión de Ecuador (Conartel) evalúa ahora la posibilidad de cerrar Teleamazanas por 90 días. Los observadores ecuatorianos creen que el cierre se hará efectivo. Mientras tanto, otro canal, Ecuavisa, tal vez influido por la presión a Teleamazonas, despidió a su mejor entrevistador, Carlos Vera, que era un firme opositor al gobierno.
A pesar de su crítica al periodismo, Correa no escatima dinero para invertir en medios estatales. El gobierno tiene un diario propio, El Telégrafo, una radio (Radio Pública) y los canales de Televisión Gama TV y Gama TC. Estos dos últimos fueron incautados a sus dueños por deudas que sostenían con el Estado. La mayor proporción de la pauta de publicidad oficial se destina a esos medios oficialistas, especialmente a El Telégrafo, que es siempre un eco de lo que dice Correa, instituido en algo así como el primer comunicador de Ecuador. Correa logró controlar un 70% de los medios audiovisuales.
Según la orden del Ejecutivo, la nueva Ley de Medios de Ecuador deberá ser sancionada antes del próximo 24 de octubre.
Informe desde Ecuador: Galo Sosa
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