Clarin 21-09-09
Los fraudes en la Web crecieron un 10 % en el último año. Qué hacer para no caer en el engaño.
Aunque para algunos resulte decepcionante, los cuentos del tío no son un patrimonio argentino. Los nigerianos "patentaron" esta fórmula por Internet y muchos le arrogan este derecho mundial.Para Daniel Bonina, especialista en fraudes de banca electrónica, esta modalidad creció un 10 por ciento en el último año. "Este tipo de fraude -explica Bonina- se originó en Nigeria, llegando a ser una de las principales fuentes de ingreso de ese país. Se lo conoce como estafa nigeriana o lottery scam. Hay argentinos que viajaron a Europa para reunirse con estafadores vestidos de abogados. Le entregaron dinero personalmente y volvieron con las manos vacías". Este modelo se reproduce en la Web.
Aunque para algunos resulte decepcionante, los cuentos del tío no son un patrimonio argentino. Los nigerianos "patentaron" esta fórmula por Internet y muchos le arrogan este derecho mundial.Para Daniel Bonina, especialista en fraudes de banca electrónica, esta modalidad creció un 10 por ciento en el último año. "Este tipo de fraude -explica Bonina- se originó en Nigeria, llegando a ser una de las principales fuentes de ingreso de ese país. Se lo conoce como estafa nigeriana o lottery scam. Hay argentinos que viajaron a Europa para reunirse con estafadores vestidos de abogados. Le entregaron dinero personalmente y volvieron con las manos vacías". Este modelo se reproduce en la Web.
De Rusia con amor
Una de las técnicas de más circulación, según apunta Cristian Borghello, de la empresa de seguridad informática ESET, involucra a una supuesta mujer rusa que quiere huir de su país en busca del hombre de sus sueños. "Comienza con un e-mail con datos y fotos de una joven. El contenido alude al inicio de relaciones sentimentales", apunta Borghello. Si el interesado muerde el anzuelo, es direccionado a un formulario de registro y desemboca en un portal, tipo red social, que le permitirá contactar a esta señorita. Al registrarse se reciben mensajes de más admiradoras, pero para poder leerlos deberá comprar créditos. De más está decir que el interés de las mujeres es inexistente.
La gran oferta
Una red de timadores se dedica a recorrer sitios de subasta online (MercadoLibre, DeRemate y MasOportunidades) para detectar mercaderías de gran valor. Realizan una oferta por casi el doble de su precio para hacerse acreedores. Luego se ponen en contacto con el vendedor para pedirle su número de cuenta bancaria y que envíe 15 de esos artículos a un país de Europa del este. A los pocos días llega la confirmación de la supuesta transferencia bancaria, efectuada desde una entidad oficial, junto con un link. Al hacer clic, el vendedor es conducido a una web falsa, donde se les explica que, por motivos de seguridad, el pago, aunque fue realizado, no será acreditado hasta que no se realice el envío. Muchos ingenuos vendedores envían la mercadería creyendo que el sitio del email es verdadero.
La clásica nigeriana
Se recibe un e-mail de una autoridad gubernamental africana, con membrete oficial, proponiendo un negocio tentador. Al parecer, este funcionario corrupto quiere despachar grandes sumas de dinero y necesita un cómplice en el exterior, a quien promete darle una suntuosa tajada del botín. En caso de aceptar, al iluso se le pedirá un número de cuenta bancaria y le llegarán mensajes con datos administrativos, adelantando detalles de la operación. Pero de pronto todo se complica y el burócrata empezará a pedir plata para realizar sobornos, pagar impuestos y cubrir honorarios en el país africano. Y los millones nunca llegan.
Phishing
Llega un mail con el logo de un banco -si el que recibe el correo tiene cuenta allí todo es más verosímil- en donde piden ingresar al sitio para actualizar las claves. Al hacer clic el sistema conduce a una página que simula ser real pero es trucha. Si se coloca el password puede ser robado por los hackers.
La viuda negra
Mail de Caroline Hamson, una pobre señora que se hace pasar por la viuda de un diplomático que quedó varada en Costa de Marfil. Con una prosa dramática, señala que está escribiendo desde un hospital y que le diagnosticaron una enfermedad terminal. Aunque aclara que el dinero no le interesa, pide una donación para poder enviar a sus hijas a la casa de sus abuelos. Para los interesados, ofrece certificados legales sobre lo que está contando. Seguro que alguna alma caritativa se apiada de sus pesares.
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