El lunes 1º de marzo de 2010 se concreto un hecho más de discriminación, en este caso en la ciudad de Don Torcuato.
Eran las 14,30 del día 1 de marzo cuando la señora María Ramona Vallejos de Schmidt de 68 años, con un grado de discapacidad importante a partir de una enfermedad, espondilosis grave, La espondilosis cervical es causada por el desgaste cronico (degeneración) de la columna cervical, incluyendo los cojines entre las vértebras del cuello (discos cervicales) y las articulaciones entre los huesos de la columna cervical. Pueden presentarse crecimientos anormales o "espolones" en los huesos de la columna (vértebras).Estos cambios pueden, con el tiempo, causar presión sobre (comprimir) una o más de las raíces de los nervios. En casos avanzados, la médula espinal resulta comprometida. Esto puede afectar no sólo los brazos sino también las piernas limitando su movilidad. La mencionada señora se encontraba en la estación de Km. 26 tratando de dirigirse a su domicilio, en el lugar se encontraba un colectivo de la 723, se acerca y le pide al conductor que la deje subir para poder sentarse porque no se sentía bien, tenia fuertes dolores de piernas y espalda, como respuesta el conductor del interno Nº 806 y si mas le responde “¡¡¡pero la puta que lo parió, no tengo derecho a descansar que vienen a romper las pelotas!!!” Subiéndose al colectivo la señora, para demostrar su discapacidad exhibe su carnet, con tono burlón el chofer esboza: “encima de viajar gratis con tantas pretensiones” mire señor, déme el boleto que se lo pago, esgrimió la señora María, este no se lo quiso dar, por lo tanto la sintiéndose humillada, llorando con una crisis de nervios decide bajar del vehiculo. El avasallamiento y la impotencia se apoderan de la señora María que decide radicar su reclamo dirigiéndose a la terminal de la 723 en Lacalle san Martín, allí no obtiene respuesta pero es orientada a dirigirse a la terminal de la 720 en el Talar, en el lugar es atendida por una empleada que a su requerimiento esta responde, que no conoce al chofer, que iba a averiguar quien es y que la inquietud de la señora María seria trasladada a los directivos de la empresa.
¿Puede ser que alguien se haga cargo de esta barbaridad, alguien controla que los chóferes sean sometidos a controles físico-psíquico para se habilitados a conducir transportes de pasajeros, no seria bueno que se les imparta directivas en relación al buen trato a las personas, especialmente a los ancianos? Gracias Jorge Paez.
Eran las 14,30 del día 1 de marzo cuando la señora María Ramona Vallejos de Schmidt de 68 años, con un grado de discapacidad importante a partir de una enfermedad, espondilosis grave, La espondilosis cervical es causada por el desgaste cronico (degeneración) de la columna cervical, incluyendo los cojines entre las vértebras del cuello (discos cervicales) y las articulaciones entre los huesos de la columna cervical. Pueden presentarse crecimientos anormales o "espolones" en los huesos de la columna (vértebras).Estos cambios pueden, con el tiempo, causar presión sobre (comprimir) una o más de las raíces de los nervios. En casos avanzados, la médula espinal resulta comprometida. Esto puede afectar no sólo los brazos sino también las piernas limitando su movilidad. La mencionada señora se encontraba en la estación de Km. 26 tratando de dirigirse a su domicilio, en el lugar se encontraba un colectivo de la 723, se acerca y le pide al conductor que la deje subir para poder sentarse porque no se sentía bien, tenia fuertes dolores de piernas y espalda, como respuesta el conductor del interno Nº 806 y si mas le responde “¡¡¡pero la puta que lo parió, no tengo derecho a descansar que vienen a romper las pelotas!!!” Subiéndose al colectivo la señora, para demostrar su discapacidad exhibe su carnet, con tono burlón el chofer esboza: “encima de viajar gratis con tantas pretensiones” mire señor, déme el boleto que se lo pago, esgrimió la señora María, este no se lo quiso dar, por lo tanto la sintiéndose humillada, llorando con una crisis de nervios decide bajar del vehiculo. El avasallamiento y la impotencia se apoderan de la señora María que decide radicar su reclamo dirigiéndose a la terminal de la 723 en Lacalle san Martín, allí no obtiene respuesta pero es orientada a dirigirse a la terminal de la 720 en el Talar, en el lugar es atendida por una empleada que a su requerimiento esta responde, que no conoce al chofer, que iba a averiguar quien es y que la inquietud de la señora María seria trasladada a los directivos de la empresa.
¿Puede ser que alguien se haga cargo de esta barbaridad, alguien controla que los chóferes sean sometidos a controles físico-psíquico para se habilitados a conducir transportes de pasajeros, no seria bueno que se les imparta directivas en relación al buen trato a las personas, especialmente a los ancianos? Gracias Jorge Paez.
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