PorMónica Galmarini
La Plata. Corresponsalia
Como parte de un trabajo solidario que todavía realiza en barrios de la periferia de La Plata, una abuela y docente jubilada fue pionera en una cruzada personal para canjear armas por dinero a jóvenes en riesgo. Se trata de Lidia Ortiz de Burry (86), que durante cuatro años compró casi 900 revólveres y pistolas . Por ellas pagó más de 100 mil pesos, todos sus ahorros.
Las primeras 400 las entregó a la Policía provincial. Muchas de las piezas terminaron también en una escultura que diseñó el grupo artístico “Escombros” y una parte fue a parar también al Registro Nacional de Armas (RENAR), que durante los últimos años tuvo activo el Plan Nacional de Desarme Voluntario.
Inquieta y tenaz, hace más de una década Burry empezó a recorrer barrios pobres como El Paligüe, Villa Montoro y Villa Alba con un Renault 12 break cargado de alimentos, ropa y juguetes. En uno de esos trayectos, en 2001, vio a un muchacho caminando por la calle con un arma en la cintura y la imagen la paralizó . Poco después nació su proyecto, casi solitario, para intentar “sacar todas las armas del barrio”, cuenta. “Los primeros contactos fueron a través de vecinos, porque los chicos tenían miedo. Después, de a poco me tuvieron confianza y venían directamente con revólveres, pistolas y hasta rifles” por los que pagaba entre 100 y 150 pesos.
El canje más caro fue con un chico adicto a 15 años, que tenía una pistola robada a un policía . La mujer tuvo que pagar 350 pesos porque en el ambiente delictivo “era un fierro importante”.
Burry asegura que durante un tiempo las zonas donde actuó se “tranquilizaron”. Con la puesta en marcha de un plan oficial de canje de armas, decidió dejar la iniciativa, pero nunca abandonó la ayuda solidaria. “A veces pienso que no sirvió de mucho lo que hice , porque para una solución de fondo se necesita cambiar las condiciones en las que viven en esos barrios”, dice hoy.
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