lunes, 17 de agosto de 2009

Las pilas se van para Córdoba, serán enterradas en esa provincia.




17.08.2009

La Agencia de Protección Ambiental porteña logró recolectar diez toneladas de baterías. Disponerlas en el relleno de seguridad costará 20 mil pesos.



Por primera vez en su historia ambiental, la ciudad de Buenos Aires acumuló un millón de pilas en desuso que estuvieron guardadas durante años en escuelas, clubes, consorcios y en de todo tipo de rincones que los porteños habilitaron, en forma artesanal, para contener su poder contaminante, pero sin saber dónde sería su disposición final. Tras ocho meses de recolección se juntaron diez toneladas de pilas provenientes de todos los puntos de la ciudad. Se trata de diez mil kilos de baterías viejas, con mercurio agregado, que serán enterradas en un relleno de seguridad de la provincia de Córdoba por un costo cercano a los 20.000 pesos. Según estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), con este operativo se pudo “reunir la acumulación histórica de pilas viejas” que ahora están guardadas en 50 contenedores que terminarán bajo tierra. Desde mediados de los 90, las pilas no tienen mercurio agregado, pero a pesar de las sucesivas campañas de recolección, nunca se concretó un plan masivo para sacarlas definitivamente del contacto con seres humanos y con el agua. Para la comuna, ese millón de pilas incluye las acumulaciones históricas y su recuperación significa un punto de inflexión que permitirá generar un nuevo circuito para las siete pilas que cada porteño consume por año, una cifra que, para los más cautelosos, llega a las 20 millones de pilas anuales. Para la autoridad ambiental, estas nuevas pilas comunes pueden ser tiradas en la basura porque “casi no tienen mercurio” y porque terminan depositadas en rellenos sanitarios, no en basurales a cielo abierto. Al contrario de las comunes, las recargables pueden afectar seriamente el medioambiente si son tiradas en cualquier parte, ya que gran parte de su composición química es tóxica. Por esa razón, el destino final de las pilas recargables en desuso queda bajo responsabilidad de los principales fabricantes del país. “El que pone la pila en el mercado se hace cargo del residuo”, explicó Andrés Grippo, responsable de prensa de la APRA. Para el vocero, “es la primera vez en todo el país que las empresas que fabrican las pilas deben encargarse de sus propios residuos”. Esta modalidad es conocida como “responsabilidad extendida al productor” y en la ciudad obligó a las empresas Duracell, Eveready, Energizer, Kodak, Claro, Nokia, Motorola, Sony, Nextel, Rayovac, Canon, HP, IBM y Probattery a disponer, cada una, de diez puntos de recepción en todo el territorio porteño para que los usuarios puedan deshacerse de baterías y pilas recargables agotadas de cámaras de fotos, de celulares o de notebooks. Estas pilas, altamente contaminantes, deben tener métodos específicos de acumulación, pero hasta ahora no existe un sistema a nivel nacional que controle sus componentes. En el caso porteño, el criterio que obliga a los fabricantes rige desde febrero de este año por la resolución 262/08. Según la APRA, todas las empresas ya cumplieron con la norma y ofrecen a los usuarios diez puntos para llevar sus pilas que están disponibles en www.agenciaambiental.gob.ar.Para el organismo las pilas comunes ya no encierran potenciales riesgos porque su fabricación está certificada por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Sin embargo, el ojo esta puesto en las que ingresan al país por contrabando y en la gran cantidad de juguetes chinos que vienen con la batería incluida. En los dos casos se trata de pilas sin certificación, sin control y con altos niveles de mercurio. Varios expertos ambientales sostienen que la gran industria del juguete chino exporta residuos disfrazados. “La pila viene adentro del juguetito y dura muy poco tiempo, pero el residuo queda en la Argentina y todavía no hay estimaciones nacionales sobre este problema”, confió un especialista.

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