10/09/10
La víctima, un joven de 24 años, perdió un ojo. Tres hombres lo sorprendieron cuando llegaba a su casa. Quiso escapar marcha atrás y le dispararon. Cuando sus padres salieron los ladrones estaban dentro del vehículo. Al final sólo robaron una billetera.
PorLiliana Caruso Clarin
Hoy nos tocó a nosotros”, dice Liliana de Repetto detrás de los lentes oscuros que ocultan las ojeras que le dejó una noche de insomnio. La mujer está frente a la Clínica Santa Isabel, donde ayer a la madrugada internaron a su hijo Ignacio en grave estado luego de que tres ladrones que quisieron asaltarlo en la puerta de su casa le dispararan en la cara. El joven de 24 años perdió su ojo izquierdo y está en terapia intensiva, asistido con un respirador mecánico.
“Cuando uno mira en la televisión un caso así dice ‘pobrecito, pobre chico’. Y hoy uno está acá. Ahora anotenme, soy una mamá más que está sufriendo”, dice Liliana a los periodistas llena de angustia. Todo ocurrió cerca de las 21.30 del miércoles, cuando Ignacio Repetto llegaba a su casa de Primera Junta 2727, a pocos metros de Arrotea, en el barrio porteño de Flores. El joven manejaba el Chevrolet Corsa de sus padres y volvía de trabajar en su comercio, no muy lejos de la casa familiar.
El muchacho enfiló hacia el portón de entrada y tocó la bocina para que alguno de sus padres le abriera. Siempre hacían eso, justamente, para prevenirse de un robo. Pero enseguida tres hombres que venían caminando lo rodearon y dos de ellos se ubicaron a los lados del auto. Ignacio se dio cuenta de que lo iban a asaltar y dio marcha atrás mientras hacía sonar la bocina insistentemente. El auto cruzó la calle y se subió a la vereda de enfrente.
En ese momento le dispararon, al menos tres veces. Uno de los disparos le dio en la cara: la bala entró por la órbita del ojo izquierdo y salió por la nuca. Ignacio quedó tendido entre los asientos. Cuando los padres salieron, los ladrones estaban adentro del coche, revisando sus bolsillos. Le dejaron el celular y el reloj y solo se llevaron la billetera.
“Ignacio se imaginó que iban a entrar a casa y fue por eso que dio marcha atrás. El siempre toca bocina al llegar para que le abramos, pero nos dimos cuenta con mi marido de que algo pasaba porque era muy insistente. Después escuchamos los tiros. Fue todo muy rápido. Bajamos y vimos que tenía la cara destruida. No pude hablar nada con él, imaginate el estado en el que estaba, no podía decir nada”, contó la mamá.
Enseguida el joven fue llevado al hospital Piñero, pero cerca de la una de la madrugada fue trasladado a la Clínica Santa Isabel. Allí fue operado por el equipo de Neurocirugía. “El tema del ojo dicen los médicos que es un detalle, en realidad lo operaron para salvarle la vida”, explica la madre.
La dirección del hospital dio a conocer ayer al mediodía un parte médico en el que puntualiza que Ignacio está en terapia intensiva, con asistencia respiratoria mecánica y que su estado es grave. Y anunciaron que hoy al mediodía se conocerá un nuevo parte.
La madre de Ignacio aseguró que no es la primera vez que su familia sufre un robo en su casa. “Ya me robaron dos veces en la puerta, cuando estaba por entrar el auto”, dijo la mujer.
Clarín habló con algunos de sus vecinos, quienes también se quejan por la inseguridad en la zona. Leonardo, que vive en la misma cuadra que Ignacio comentó: “Estos hechos son permanentes en Flores. Dos meses atrás me apuntaron tres hombres y me robaron cuando llevaba a los chicos a la escuela, en plena mañana y a punta de pistola. A la vuelta robaron autos también amenazando con armas.
Leonardo contó además que tiene los teléfonos de sus vecinos para llamarlos si ve algo raro o para pedir ayuda si lo necesita. “Nos cuidamos como podemos. Lo de ayer fue muy rápido y no llegamos a reaccionar porque ya era de noche, no había mucha gente en la calle”, agregó.
Otro vecino, Gabriel, cuenta que el fin de semana pasado a su hijo también le quisieron robar cuando volvía de bailar. “El salió en defensa de un amigo en medio del asalto y una patota lo golpeó. Ahora está internado con parálisis facial y dos dientes menos. La inseguridad es cosa de todos los días y te disparan por nada. Ya no es la billetera ni el celular, es hasta por una remera”, dice enojado.
La mamá de Ignacio le agradeció además a un muchacho que pasaba por la cuadra en una moto, vio el ataque a su hijo y se presentó a declarar como testigo.
viernes, 10 de septiembre de 2010
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