miércoles, 8 de septiembre de 2010

Simulan un allanamiento para robar en una casa

08/09/10 Tres de los cinco asaltantes vestían ropas similares a la que usa la Policía.

PorSergio Dima
Cinco asaltantes (al menos tres de ellos vestidos como policías) derribaron una puerta e irrumpieron en una casa de San Miguel, golpearon a un hombre y a su esposa, amenazaron con llevarse a sus hijos y finalmente escaparon con algo de dinero que había en el lugar. El hecho ocurrió el lunes, poco después de las diez de la noche, en un modesto chalet ubicado en El Zonda al 1700 de San Miguel.



Javier Pittaro –dueño de una carpintería– estaba descansando con su mujer y sus tres hijos: la menor, una beba de apenas seis meses. Había estado trabajando todo el día en su negocio, ubicado en la esquina de su casa. Primero golpearon a la puerta. Pero cuando Javier estaba acercándose para ver quién era la derribaron de un golpe y cuatro hombres entraron al grito de “policía”.

“Eran tres personas vestidas como policías y otro más de civil. Reventaron la puerta con un ariete (una especie de tronco que suelen usar los grupos tácticos de la Policía), entraron gritando, nos tiraron al piso, me pegaron a mi, a mi mujer y amenazaron con llevarse a mis hijos. Querían plata, y cada vez que yo les decía que no tenía dinero, nos pegaban. Creo que buscaban algo más grande... Pero yo no tengo plata”, dijo la víctima.

Javier y su mujer recibieron varias trompadas y culatazos. Al hombre le quedó el registro de varios golpes en el rostro: “Primero pensé que era un allanamiento, pero nos tiraron al piso y empezaron a pegarnos. Tenían chalecos como los que usa la Policía y estaban en una Volkswagen Suran gris: allí los esperaba una quinta persona”. Afuera, unos 30 vecinos miraban sorprendidos, como si efectivamente fuera un operativo policial.

Uno de los momentos de mayor tensión, se vivió cuando los asaltantes amenazaron con llevarse a los hijos de Javier, que estaban aterrados por la violenta situación.

Además de los golpes, la víctima fue encapuchada y encerrada en un baño, mientras su esposa e hijos estaban amenazados en un dormitorio. Finalmente los ladrones se fueron con unos 4.000 pesos, una escopeta y un par de zapatillas.

“Sabían que yo soy dueño del aserradero de la esquina, y posiblemente creyeron que tenía mucho dinero”, se lamentó Javier. Fuentes del caso dijeron a Clarín que se habría tratado de un golpe que contaba con información errónea. “Las primeras sospechas apuntan al entorno laboral de la víctima”, aseguró el vocero.

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